El cerebro de los niños y los video juegos

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¿Cómo funciona el cerebro infantil y adolescente?

Para poder entender cómo funciona el cerebro de nuestros hijos, como padres, tutores o educadores, debemos entender que somos responsables de su desarrollo y por tanto, los principales arquitectos de sus cerebros y de las conexiones neuronales durante su crecimiento.

Por eso es fundamental estar conscientes de cómo vemos, entendemos y concebimos a nuestros hijos.

Dado que no soy neurocientífico, psicólogo ni nada que se le parezca, intentaré explicar brevemente cómo funciona el cerebro de nuestros pequeños en la situaciones que aquí se presentarán.

El Dr. Rafa Guerrero que es Director del centro de referencia Darwin psicólogos en Madrid, licenciado en psicología clínica y de la salud, DR. en educación, experto en psicología educativa, Master en psicoterapia breve, experto en TDAH, trastornos del aprendizaje y problemas de la conducta entre otras cosas, nos dice que el cerebro se divide en 4 partes y están codificadas con colores diferentes: el cerebro rojo, azul, amarillo y verde.

Centros cerebrales del procesamiento emocional y social
El cerebro rojo, azul, amarillo y verde.

El cerebro rojo

Es el que se encarga de la supervivencia es decir de las funciones fisiológicas, en esencia,  es el que se encarga de la supervivencia.

Cerebro azul

El cerebro azul es el que se encarga de los procesos o necesidades de tipo cognitivo, que son los que nos hacen aprender y conocer.


Cerebro amarillo

Básicamente es el que se encarga de la gestión de todos los demás PERO es el que nos diferencia de las otras especies…y es por decirlo de alguna forma, el cerebro ejecutivo.

El cerebro verde:

Este es el que cobra más importancia para los fines de este artículo ya que es en donde se encuentran los centros cerebrales del procesamiento emocional y social. Aquí quiero hacer hincapié porque me atrevo a asegurar que ustedes de alguna manera ya lo saben, y es que a esta edad nuestros pequeños son pura emoción y no tienen la capacidad de regular sus emociones y sin ayuda es imposible para ellos; si a nosotros como adultos en ocasiones nos cuesta trabajo regularnos, imaginen a los niños que están en pleno desarrollo.

Cuando en ellos experimentan alguna emoción como enojo, miedo o tristeza, que no son emociones negativas, por el contrario, son emociones de defensa y por tanto son desagradables, recuerden que el cerebro está diseñado para protegernos y es entonces cuando se hiperactivan las amígdalas cerebrales que son el centro del procesamiento emocional. 

Si lo analizan bien, podemos darnos cuenta de que es la raíz del ¿por qué? nos cuesta tanto trabajo hacer que nuestros hijos se despeguen de las pantallas, y el ¿por qué? de cuando comenzamos a poner límites, los pequeños responden con rabia, llanto, desesperación y/o frustración.

Pero como sabemos, no solo existen emociones de defensa, también tenemos emociones agradables y estas se disparan cuando nuestros hijos realizan actividades como comer helado, jugar, leer o en el caso de nuestros pequeños, jugar videojuegos, platicar con sus amigos por Whatsapp y en general cuando realizan actividades que les gustan que por consecuencia les producen placer, y es cuando se liberan neurotransmisores como dopamina, endorfinas y oxitocina.

Aquí debemos tener cuidado y estar alertas tanto en el comportamiento como en el ambiente en el que están conviviendo día a día nuestros hijos.

Cuando tenemos un vacío emocional, podemos tener determinadas conductas que suplantan ese vacío y como dice el Dr. Rafa Guerrero y cito: 

“El llevar a cabo una conducta repetitiva como puede ser el excesivo uso de pantallas, el uso de determinadas drogas así como cualquier adicción, lo que pueden estar haciendo, es llenar un vacío emocional y por eso se convierte en una conducta adictiva»

Dr. Rafa Guerrero

En resumen, una vez que entendemos como es que nos volvemos adictos a la dopamina que genera el realizar actividades que nos dan placer, podremos enfocarnos en comenzar a poner limites y reglas para que nuestros hijos y nosotros mismos podamos tener una vida digital saludable y segura.


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